Sevilla es una ciudad especial por muchos motivos. Y no sólo por su color, como dice la canción. Hay otras muchas cualidades que la destacan sobre el resto. Pero había una en particular en la que nos sentíamos bastante huérfanos desde hacía ya unos diez años, ni más ni menos. Y me refiero a unos encuentros del cómic.
Sevilla, cuna de autores comiqueros de renombre, no podía dejar de tener un evento que reuniera a los aficionados al tebeo junto a la flor y nata del mundillo. Y esto se demostró con creces cuando el 17 de marzo de 2023 se celebra el Primer Día Nacional del Cómic, siendo nuestra ciudad la que más eventos, exposiciones, charlas y firmas organizó en todo el territorio nacional. Y con bastante diferencia. Se demostró con creces que había hambre de tebeos.
Esto provocó que un año después, este pasado mes de marzo, y como un ave fénix que resurge de sus cenizas, naciera el Hispacómic, el primer encuentro del cómic hispano-portugués.
Unas jornadas, que buscaba alejarse del cómic franco-belga o del mercado americano más mainstream que tan trillados tenemos, centrándose en la importancia del cómic peninsular, porque tanto en España como en Portugal tenemos una serie de autores y de obras que merecen un reconocimiento tanto o más importante que el resto.
Los encargados de este Hispacómic, Paco Cerrejón y Ángel L. Fernández, perros viejos en estas lides, apostaron por un proyecto arriesgado y atrevido. Contando inicialmente con una treintena de autores, que ya de por sí significa una cantidad nada desdeñable para ser el primer evento del estilo y tras tantos años de sequía por estos lares. Pero claro, la experiencia es un grado y cuando las cosas se hacen bien y con ganas, esto conlleva que el sector se interese por este Hispacómic a niveles que los ofrecimientos editoriales, colaboradores, etc crecieran a niveles insospechados. Si nos centramos de nuevo en el número de autores invitados, pasaron de los treinta indicados inicialmente a más de ochenta finalmente, un número que debe de ser la envidia de la gran mayoría de Salones que se hacen a lo largo y ancho de nuestro país. Y es para estar orgulloso.
Además, porque no hablamos solamente de cantidad, sino de calidad. Y a las pruebas nos remitimos cuando a lo largo de los cuatro días que duró el Hispacómic tuvimos el placer de contar con algunos nombres tan importantes como: Paco Roca, Horacio Altuna, Filipe Melo, Isaac Sánchez, Rubén Pellejero, Enrique Vegas, Víctor Barba, Rodrigo Terrasa y un largo etc.
Por supuesto, a todos los anteriores, habría que añadir a los jugadores locales, nuestros siempre queridos Sarah con Hache, Joe Bocardo, Irene Roga, Fran Galán, Meik, Diego Galindo, JAPE, María Medem, Jos, Manuel Díaz…
Pero por suerte, no sólo de firmas de autores vive el aficionado. Y es que dentro del intenso programa que ofrecía el Hispacómic, tuvimos varias y variadas actividades.
Desde una excelente exposición sobre “La Balada de Sophie”, el maravilloso trabajo de Filipe Melo y Juan Cavia.
Multitud de presentaciones de obras como “La Tabla Periódica” por Raquel Gu, “Escucha, Hermosa Marcia” por Marcello Quintanilha, “Soy Leyenda” por Sergio Hernández y Toni Caballero, “File Number” por Frankman Román, “Ronson” por César Sebastián, “El Cielo en la Cabeza” por Antonio Altarriba, Sergio García y Lola Moral, “Viaje a la Luna” por Fran Nuño y Enrique Quevedo, etc.
Mesas redonda tratando temas tan interesantes como Autores españoles en el mercado francobelga, El cómic en Sevilla, Cómic histórico, Narrativa social y política en el cómic.
O talleres de creación liderados por autores como El Irra, Irene Roga o JAPE.
Y todo ello aderezado con encuentros y charlas cercanas entre autores, editores y aficionados en un lugar tan culturalmente emblemático como es el patio del CICUS.
No hace falta decir que fue un gustazo el poder disfrutar de un evento como el Hispacómic, acompañado de tanta gente con arte, reencuentros con amigos y aficionados, e incluso de esos visitantes curiosos que se sorprendían de la magia que irradiaba el propio evento.
¡Larga vida al Hispacómic y que vivan los tebeos!